Amistad y complicidad, con zeta.

LAS RELACIONES ESPAÑA-EEUU



La recepción fue diplomática y austera. El anfitrión parecía tranquilo. El invitado de última hora, nervioso, más tímido de lo habitual. Dieran o no imagen de cordialidad política, dieran o no imagen de crispación, todo el mundo sabía que el invitado predilecto de George W. Bush el pasado sábado no era el número 21, no era José Luis Rodríguez Zapatero. Las malas relaciones entre España y Estados Unidos han acomplejado a Zapatero en sus casi cinco años de gobierno, han sido uno de sus puntos débiles en política internacional. De hecho, en La Moncloa celebraron abiertamente y sin complejos la victoria del demócrata Barack Obama. ¿Por qué? ¿Es realmente la oportunidad de oro para restablecer las buenas relaciones?

Desde la llegada de los socialistas a la Moncloa, la relación política entre España y Estados Unidos ha sido fría, tensa, distante. O simplemente no ha sido. Las relaciones comerciales y culturales no cambiaron, pero políticamente la cooperación entre ambos estados ha destacado por su ausencia. Parece que las causas son varias: la retirada instantánea de las tropas españolas de Iraq, las diferencias ideológicas entre los dos mandatarios y la buena relación que el anterior presidente español, José María Aznar, fraguó con George W Bush. Al menos así se vendió a la prensa, y así se vende: Aznar se rendía en elogios a Bush el pasado viernes en una tribuna en el diario francés Le Figaro.

Zapatero, en cambio, apuesta sin tapujos por el color azul de los demócratas. El día después de la victoria de Obama, el presidente español convocó a la prensa en la escalinata de la Moncloa: España sería un "amigo y aliado fiel" de los Estados Unidos. Además, Zapatero formó parte de la ronda de conversaciones telefónicas que Obama mantuvo con líderes mundiales después de su victoria. Y Obama, en los debates de campaña, echó en cara a su contrincante McCain haberse olvidado de España como aliado internacional. Palabras de Obama, palabras de Zapatero. ¿Son eso, palabras? ¿O son declaraciones sinceras para abrir una nueva etapa?

De momento se sabe que en las trincheras políticas también se ha trabajado. El secretario de Estado para la Unión Europea, Diego López Garrido, ya se reunió el pasado mes de agosto con Obama y otros líderes demócratas al final de un acto electoral. "Le esperamos en España si gana las elecciones", aseguran que dijo López Garrido. "Muy bien, allí estaré", dicen que promtió Obama. Al rápido encuentro, se le suma la reunión mantenida entre Zapatero y el gobernador demócrata Bill Richardson, hombre de confianza de Obama, en junio en el palacio de La Moncloa. Y se le suman las viajes a Estados Unidos de miembros socialistas y del ejecutivo. Y se le suman los encuentros simbólicos con el embajador estadounidense en España, Eduardo Aguirre. ¿Son eso, símbolos? ¿O son encuentros decisivos para abrir una nueva etapa?

De momento el Gobierno español se marca una gran prueba de fuego. Zapatero se encontrará oficialmente con Obama a principios de 2010, en la cumbre UE-EEUU, cuando España ostente la presidencia de turno de la Unión. Pese a ello, algunos medios de comunicación aseguran que la Embajada de EEUU no descarta que la Casa Blanca reciba a Zapatero en 2009.

Sin embargo, también hay malas noticias bajo dos titulares: Iraq y Afganistán. Joe Biden, presentado como el brazo de la candidatura demócrata en el exterior, habló de España y del gobierno de Zapatero en 2004, según recordaba el diario ABC hace poco. Biden fue uno de los políticos estadounidenses más crítico y ofendido por la retirada de las tropas españolas de Irak. Advirtió que "costará reparar el daño causado por el gobierno español". Y por otro lado, Afganistán. El gobierno español y, en concreto, la ministra Chacón se han quejado estos días por el papel autoritario y despótico del ejercito estadounidense en la lucha contra los talibanes.

Pero parece que las palabras Iraq y Afganistán no tendrán fuerza. Hay síntomas de mejora en las relaciones entre EEUU y España. De momento son símbolos y buenas intenciones, pero los más esperanzados auguran una mayor cooperación en temas como Latinoamerica, energía, cambio climático, pobreza y terrorismo. En breve.

Ilustración: 'Conexión Zapatero y Obama' de Sciammarella (El País)

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